Los números agrandan el triunfo: siete libros, con 450 millones de ejemplares vendidos; ocho películas, con 6.870 millones de ingresos, la mayor recaudación de la historia para una saga cinematográfica; además, parques temáticos, videojuegos y merchandising. Las novelas se han traducido a unos 70 idiomas y hasta se pueden leer las andanzas de Harrius Potter en latín. Aun así, los fans siguen sedientos. Así que en Reino Unido Harry Potter y el legado maldito estableció el mejor debut de la década para un libro; y, más en general, el volumen ya acumula ventas millonarias, allá donde se ha publicado. Mientras, la obra de teatro original no tardó ni un día en agotar los 175.000 billetes para sus primeras representaciones en el West End.
“Es un texto teatral, no está disfrazado de nada”, asevera Rovira. Ya puestos, ni siquiera está escrito por Rowling: la autora concibió la historia, junto con el director teatral John Tiffany y el dramaturgo Jack Thorne. Fue este último, sin embargo, el encargado de rellenar las páginas.
El libro arranca 19 años después de la séptima novela. El “niño que sobrevivió” es ahora esposo y padre de tres hijos, con un empleo en el ministerio de la Magia y problemas que ni sus hechizos pueden resolver: poco tiempo, mucho trabajo y una relación complicada con Albus Severus, su hijo más joven y protagonista de la obra. Ante la imposibilidad de crear una némesis a la altura de Voldemort, los creadores optaron por un enemigo más real: criarse en la sombra de un padre legendario. “Las novelas de Harry Potter nunca nos dicen qué hay que hacer, pero nos llevan a reflexionar sobre el hecho de que crecer y convertirnos en nosotros mismos significa desarrollar nuestra singularidad”, analiza Regazzoni.
“Es un texto teatral, no está disfrazado de nada”, asevera Rovira. Ya puestos, ni siquiera está escrito por Rowling: la autora concibió la historia, junto con el director teatral John Tiffany y el dramaturgo Jack Thorne. Fue este último, sin embargo, el encargado de rellenar las páginas.
El libro arranca 19 años después de la séptima novela. El “niño que sobrevivió” es ahora esposo y padre de tres hijos, con un empleo en el ministerio de la Magia y problemas que ni sus hechizos pueden resolver: poco tiempo, mucho trabajo y una relación complicada con Albus Severus, su hijo más joven y protagonista de la obra. Ante la imposibilidad de crear una némesis a la altura de Voldemort, los creadores optaron por un enemigo más real: criarse en la sombra de un padre legendario. “Las novelas de Harry Potter nunca nos dicen qué hay que hacer, pero nos llevan a reflexionar sobre el hecho de que crecer y convertirnos en nosotros mismos significa desarrollar nuestra singularidad”, analiza Regazzoni.
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